Tomé mi corazón entre mis manos, lo deposité sobre la mesa y le pregunté: ¿qué ocurre? ¿qué sientes?
Palpitaba sin cesar, como si tuviera vida propia.
Se revolcaba sobre sí mismo como si tuviera la necesidad de hablar, expresarse, contarme algo, quizás de reventar.
No me gustaba verlo así pero me costaba entenderlo.
Remoloneaba, palpitaba a destiempos y con tanta fuerza que resultaba temeroso.
Estaba descontrolado, agitado, fuera de sí. No era normal verlo así, pero no sabía cómo remediarlo.
¿Qué te ocurre? ¿Qué puedo hacer por ti?
Nunca escuché respuesta.
Las horas pasaron, las palpitaciones bajaron, el ritmo se calmó, no supe más de mi corazón.
Espero aún esté aquí conmigo.
One comment